Haz de tus hijos pequeños lectores, con cuentos que despertarán su imaginación y su amor por la lectura.

CUENTOS ESPECIALES: La pulga y el ratoncillo, de Gloria Fuertes

¡Feliz semana nueva (con retraso)! Estos días estoy un poco liada con el trabajo, así que no he tenido tiempo de actualizar desde el viernes, pero aprovechando que tengo un ratito os dejo con un cuento-poesía de nuestra querida Gloria Fuertes (también aquí y aquí). La historia de una pulga que se fue de aventuras y encontró un amigo ratoncillo.

¡Que os guste!

LA PULGA Y EL RATONCILLO

cuento infantil gloria fuertes
© HelloPants
Una pulga saltando 
rompio un ladrillo.

La pulga merendaba
pan y membrillo.

Se puso gorda y fuerte,
y se marchó del pueblo a buscar suerte.

La pulga regordeta dio un salto imponente,
y aterrizó en la playa a picar a la gente.

Picar, picaba,
pero el sol de la playa la puso mala.

Pasó un chiquillo comiendo un barquillo,
y la pulga saltando, se metió en su bolsillo.

Vivía el chiquillo en un viejo castillo
y la pulga saltando rompio un ladrillo.

Se fue el verano, vino el frío,
y el castillo quedó vacío.

Quedó sola la pulga con los fantasmas,
y como los fantasmas no tienen carne,
la pulga tenía hambre.

Pasó un ratón, y le dijo la pulga: -Por favor,
¿me deja... vivir en su oreja?
- Salta, pulga, -dijo el ratoncillo-.

La pulga saltó
el ratón saltó
y rompió un ladrillo.

CUENTOS CORTOS: El color de los pájaros, cuento tradicional oriental

Hoy os traigo un breve cuento tradicional oriental, que nos cuenta la historia de cómo los pájaros llegaron a tener los colores que hoy les conocemos.

Un toque de color para terminar la semana. ¡Que lo disfrutéis!

EL COLOR DE LOS PÁJAROS

cuento infantil
© Orla Kiely
Al principio de los tiempos, todos los pájaros eran de color marrón y sólo se diferenciaban entre sí por el nombre y por su forma. Pero en determinado momento, sintieron envidia de los colores de las flores y decidieron que llamarían a la Madre Naturaleza para que les cambiara de color. 
Ella estuvo de acuerdo, pero les puso una condición: tendrían que pensar muy bien el color que cada uno quería porque solamente podrían cambiar una vez.
La encargada de comunicar la noticia por todo el planeta fue el Águila:
Aviso a todos los pájaros. Reunión con la Madre Naturaleza para cambiar de color la próxima semana en el Claro del Bosque —gritaba mientras volaba.
Los pájaros pasaron una semana muy nerviosos, pensando cuál sería el color que iban a elegir. Llegado el gran día, todos se reunieron muy alborotados alrededor de la Madre Naturaleza. 

La primera que se decidió fue la Urraca:
Quiero ser negra con algunas plumas de tono azul cuando les dé el sol, blanco el pecho y blanca la punta de las alas.
La Madre tomó su paleta y la coloreó, mientras el resto de los pájaros comentaban lo elegantes que eran los colores elegidos por la Urraca.

El Periquito fue el siguiente en elegir:
Yo quiero manchas blancas, azules y amarillas por todo el cuerpo
Todos estuvieron de acuerdo en que esos colores le favorecían mucho.

El Pavo Real se acercó contorneándose y con su voz chillona pidió:
Para mi hermosa cola quiero colores que se vean desde muy lejos: azules, verdes, amarillos, rojos y dorados.
Los demás pájaros sonrieron ya que conocían lo presumido que era el Pavo Real.

El Canario se acercó veloz:
Como me gusta mucho la luz, quiero parecerme a un rayo de sol. Píntame de amarillo.

El Loro llegó chillando:
Para que el resto de los animales me puedan ver, quiero que me pongas los colores más llamativos de tu paleta.
Todos pensaron que era muy atrevido al elegir esos colores, pero el Loro se alejó muy contento.

Poco a poco, el resto de los pájaros fueron pasando por las manos de la Madre Naturaleza. Cuando los colores de la paleta se habían acabado y los pájaros lucían orgullosos sus nuevos vestidos, ella recogió sus utensilios de pintura y se dispuso a volver a su hogar. 

Pero de repente, una voz le hizo volver la cabeza. Por el camino venía corriendo un pequeño Gorrión:
Espera, espera, por favor —gritaba—, todavía falto yo. Estaba muy lejos y he tardado mucho tiempo en llegar volando. Yo también quiero cambiar de color.
La Madre Naturaleza le miró apenada:
Ya no quedan colores en mi paleta.
—Bueno, no pasa nada
—dijo el Gorrión tristemente mientras se alejaba cabizbajo por el camino—, de todas formas el color marrón tampoco está tan mal.
—Espera
—gritó la Madre Naturaleza—, he encontrado una pequeña gota de color amarillo en mi paleta.
El Gorrión se acercó corriendo muy contento. La Madre Naturaleza mojó su pincel en la gota y agachándose tiernamente le pintó una pequeñísima mancha en la comisura del pico.

Por eso, si te fijas detenidamente en los gorriones, podrás descubrir el último color que la Madre Naturaleza utilizó para colorear a todas las aves del mundo.